¿Por qué no discuto sobre política? #AskN3RI
«Che Neri, a vos que te gusta discutir tanto por boludeces, ¿por qué nunca te veo discutiendo sobre política?
Efectivamente, no discuto sobre política. Los motivos son varios, pero en síntesis es porque la gente se pone imbécil cuando habla de política.
Creen que es un Boca-River
El bipartidismo es la cosa más imbécil que se inventó en la historia de la Política Humana. El Sistema Bipartidario es un engaño, el engaño más grande de todos los engaños políticos. No sólo está el hecho de que un sistema bipartidario acalla las voces de las minorías. El problema es que esto hace que la gente se fanatice y la política se convierte en un partido de fútbol. Boca o River. Blanco o negro. Derecha e Izquierda. Demócrata o Republicano. Rojo o azul. Oficialista u Oposición. Kang o Kodos. Yo entiendo que una política bipartidista es más organizada y más fácil de llevar… para los políticos. Lo que no entiendo es que la gente se coma el verso. No entiendo el fanatismo que genera. No entiendo que no se den cuenta de que están siendo engañados. Gente que en el partido que le gusta no ve ningún defecto, y en el partido contrario no ve ninguna virtud.
Sólo un chimpancé lobotomizado puede pensar así. Nosotros somos homo sapiens sapiens. Sabemos que nada es tan absoluto. En teoría deberíamos entender estas cosas. Que el bipartidismo fomenta la ceguera política. Que fomenta la corrupción (es hasta irónico: quieren un gobierno menos corrupto… NO sean opositores, sean «otra opción»). Que silencia a las minorías. Que los partidos están formados por personas, y las personas se equivocan. El bipartidismo no le conviene al pueblo, le conviene a los políticos. Por eso el que está en el poder inventa falsos enemigos para mantenernos distraídos. Por eso los que quieren alcanzar el poder hacen alianzas con gente con la que no comparten ideología política. Por eso se crean tantas falsas dicotomías. Por eso todos los políticos dicen ser Peron-istas en sus comienzos, para luego llegar al poder e intentar poner sus propios apellidos adelante del -ismo. Por eso las empresas apoyan económicamente a los dos principales partidos, sería más difícil lograr que «les deban favores» si fueran 8 partidos distintos. Todos hinchamos por el equipo de fútbol de nuestro barrio, y también somos del partido político que nos conviene. Ningún millonario es de izquierdas. Ningún pobre es neoliberal. Ninguna minoría es de derecha. Nadie apoya una ideología política que podría perjudicar a su propio grupo social. Todos somos del partido político que ¡oh casualidad! nos conviene más.
Mi pensamiento político es mucho más sano y abierto. No es que yo sea de «centro-algo», tampoco estoy en el centro, yo estoy «salpicado» por todo el espectro político. De hecho opino igual que esos grandes filósofos que dijeron que los partidos políticos son el mayor defecto de la Democracia. Hay cosas en las que soy conservador y cosas en las que me inclino suavemente a un costado, o fuertemente para el otro costado. Reconozco las virtudes y también reconozco los defectos de cada gobernante, y de cada partido político. Y reconozco las virtudes y los vicios del Sistema político también. No creo que ninguna ideología sea la respuesta absoluta y definitiva a todas las situaciones posibles.
El problema es que si yo, con esta postura, voy y discuto con alguien «polarizado» (muy fanático de un determinado partido) esa persona automáticamente interpreta mis palabras como que yo soy «del bando contrario, pero no lo admito». Cuando yo intento ampliarle el panorama a alguien así, inmediatamente lo interpreta como si lo estoy contradiciendo. Y me termina odiando. Y los de izquierda me terminan odiando porque piensan que soy de derecha, y los de derecha me terminan odiando porque interpretan que soy de izquierdas. Los opositores porque cren que soy oficialista, y los oficialistas por ser opositor. Así es que, si vos estás tan polarizado políticamente hablando, sos un imbécil y yo no quiero hablar de política con vos.
– Creen que es un puterío
La gente imbécil no habla de política… habla de políticos. Critican a este diputado, alaban a aquella senadora, odian a tal presidenta, se tocan un huevo al nombrar a algún ex presidente. Y son así en la vida cotidiana también, no hablan de cómo llevarse bien con los parientes en Navidad; lo que hacen es sacarle el cuero a la tía borracha. El problema es que en Política, las grandes mentes y las mentes medianas se comportan como mentes pequeñas.
Yo creo que una mente saludable no se priva de hablar del político de turno, pero en su justa medida, y siempre viendo el contexto, y el mal mayor. Si, a mí me entretiene discutir, me entretiene debatir ideas, no tanto los hechos, y mucho menos sobre personas. No es que mi mente sea particularmente grande o especial, pero desde muy pequeño (incluso antes de cruzarme con esta cita) siempre entendí que de nada sirve podar las puntas de las ramas, porque el problema vuelve a crecer. Hay que tratar la raíz del problema. Es que no puedo evitarlo, cuando me contás de un político corrupto, yo no puedo evitar inmediatamente ponerme a pensar en el por qué de la corrupción en la política. El político en cuestión, para mí, es un síntoma… la enfermedad no tiene nombre de mujer u hombre alguno, la enfermedad está en el sistema. En la vida diaria también soy así, no me gusta criticar a la gente. Abogo por eso de «si no tenés nada bueno que decir sobre alguien, mejor no digas nada». No es que tenga algo de malo en particular criticar a una persona concreta, simplemente me parece una pérdida de tiempo. La persona no se va a enterar. Con tu crítica no vas a cambiar nada. Si sacás a esa persona, otra va a tomar su lugar que va a terminar haciendo lo mismo.
Entonces me pasa, que cuando alguien critica al político de turno y yo digo cosas como «los políticos anteriores hicieron lo mismo, y los que vendrán después también lo harán» la gente inmediatamente interpreta que estoy justificando al político de turno. Cuando alguien critica mucho a la presidenta, o a los peronistas, o al gobernador de no sé dónde, por ejemplo y yo le pregunto qué alternativas propone, o directamente afirmo que no hay alternativas «menos peores», lo ven como si yo estuviera defendiendo al que ellos critican (incluso cuando les digo que estoy de acuerdo). Y me terminan odiando. Ojo, no digo que tratar esos temas esté mal, lo malo es hablar sólo de eso. Vos quejate libremente de todo político que no te guste, es parte de tu libertad de opinión. Pero si tu discurso político se resume a eso, sos un imbécil y no me interesa debatir nada con vos.
A veces pienso «La culpa es de la Tele. ¡Gracias Tinelli por todo el mal que hiciste a la forma de pensar de la gente! Por tu culpa a la gente le importa más el puterío que el arte de bailar o la causa solidaria por la que se baila.» Si estás de acuerdo con lo que acabo de decir… sos un imbécil. Acabo de hacer lo que justamente estoy diciendo que no hay que hacer. Enfocar mi crítica al sistema en una persona, no darme cuenta de que el problema del que me quejo ya estaba antes de que Tinelli existiera y seguirá estando cuando se vaya, ver el síntoma como causa de la enfermedad, generalizar a todos los que opinan distinto a mí. ¿Sos boludo que no lo viste?
– Creen que es una película
Un pensamiento muy polarizado, muy extremista, es también un pensamiento muy simple. Si para vos todo es «nosotros o ellos», entonces empezás a ver la política de tu país como si fuera una película. Empezás a pensar que usa el sombrero blanco, es el bueno, como en las películas de cowboys, y así te dejás engañar fácilmente. El que no opina como vos… es el enemigo. El que no te deja hacer lo que se te canta, es un dictador. El que se queja, es un golpista. De repente el líder de tu partido político favorito es un demigod, un impoluto político que vino a salvar al país, es El Bueno. Y los miembros del otro partido son corruptos, difamadores, ladrones, mitómanos, o locos mal medicados, son Los Malos, usan ropa de cuero negro y hay que matarlos a todos. Y no sólo eso, como es una película, entonces tiene que haber una trama, interesante y sorpresiva, tiene que haber un complot, una conspiración, una agenda (obvio que el complot siempre lo organizan «ellos, los otros»).
Entonces pasa que las acciones de los de tu partido favorito son directas y transparentes. Y lo que hacen los del otro partido, siempre tiene motivos ocultos, explicaciones conspiranoicas y vienen de mala fe. Yo calculo que al tratarse de política, y haber grandes cantidades de dinero y poder de por medio, lo más probable es que un poquito de conspiración haya en todos los bandos, pero ni tanta en el contrario, ni tan poca en el tuyo. El problema con creer que la política es una película, es la falta de análisis. Las películas tienen argumentos obvios, hay personajes y hay trama, nudo, momentos tensos y finales. La realidad no es como las películas. Ni el malo es tan malo ni el bueno tan bueno. Y no hay un hilo conductor en la historia, sino que hay una compleja interacción constante entre los intereses de todos los involucrados. Ni hay personajes, hay personas. Hay gente honesta que cuando llega al poder se corrompe, y hay gente manipuladora que en situaciones de conflicto se paralizan, o toman malas decisiones.
Pero para complicarlo aún más, lamentablemente, la política sí es un poquito una película. Si la gente pide película, los políticos tarde o temprano le darán película. Es como el marketing. Si saben que al público le gusta la emoción, las sorpresas, los héroes, las caras bonitas, el puterío, los finales felices, las promesas incumplibles… los políticos se van a sentir tentado de darles eso. Por eso los políticos principales, los que dan la cara, son cada vez más estereotipados. Por eso los partidos políticos tienen simbología clara, pero ideología difusa. Por eso el presidente está entrenado al milímetro en cómo responder preguntas, y verlo en un debate es como ver a un vendedor de seguros. Por eso los partidos políticos buscan poner «gente famosa» en los puestos más visibles de sus boletas. Por eso «no se van todos» y siempre son los mismos. Por eso de repente tantos países tuvieron presidentes «de color» o «mujeres» en por primera vez en su historia… en la misma década, como si eso fuera algo organizado a nivel mundial. No, es lo que más vende ahora, lo que está de moda.
Lamentablemente la realidad no es tan fácil ni tan chata. Es infinitamente más compleja. Lo que me lleva al siguiente punto:
– Están desinformados o mal informados
Eso de que «la gente opina por opinar» se cumple más que en ningún lado, en la política. Si hasta al hablar de fútbol saben con estadísticas concretas cuántos goles metió cada jugador, y cuántas veces ganó cada equipo. En Política eso no pasa. Y no pasa porque a la gente no le interesa informarse, pero además porque a los políticos no les interesa informar. Por eso aunque quisieras informarte, cuesta hacerlo. Entonces la gente cuando habla de política basa sus afirmaciones en la nada misma. O como suelo decir yo: » la gente no opina de política… repite titulares». Y lo noto claramente porque los repiten con las exactas mismas palabras. Y la mitad de esas palabras ni saben qué son. Y lo noto también en que ciertas palabras se van poniendo «de moda». Pero la gente no sabe ni de lo que habla. Afirman «ellos son ESTO» y si le preguntás qué signifca «ESTO», cuáles son los requisitos mínimos para ser «ESTO», no lo saben. No pongo de ejemplo algunas de las palabras que están de moda en la política hoy, para que no me salten con «yo sí sé lo que significa». Usemos «ESTO» cual comodín y ustedes en sus mentes reemplácenlo por las palabras más repetidas por los diarios, noticieros y políticos que ustedes lean actualmente.
Cuando discuten sobre política en general tiene mucha habilidad para buscarle los defectos a las afirmaciones que hace el otro, pero no veo la misma habilidad en analizar las propias afirmaciones. Si lo dicen «ellos», seguro que es mentira, o un engaño. Si lo decimos «nosotros» entonces seguro que es siempre cierto, honesto y sino, seguro que ellos lo sacaron de contexto. Si lo proponen ellos, es imposible. Si lo proponemos nosotros, es un plan perfecto.
Tampoco ponen en contexto las cosas. Si decís «el gobierno actual no solucionó la pobreza o la desocupación» o «el gobierno actual es corrupto» o «nosotros en el poder, vamos a solucionarlo» sos un imbécil. Ningún gobierno anterior lo solocionó tampoco y posiblemente ninguno que vendrá lo hará. Hay ciertos problemas políticos que no tienen solución desde que el hombre es hombre y la Humanidad existe. La pobreza. La explotación laboral. La corrupción. Los negociados. Los favoritismos. El enfrentamiento. La inflación. Por dar algunos ejemplos. Acá la cosa se trata de porcentajes, de estadísticas, de subidas y de bajadas en esos problemas. ¿Querés que te de la razón? Mostrame las estadísticas, mostrame el contexto. La gente habla de la política del momento actual, como si la democracia se hubiera inventado hace 4 días. No ponen en contexto histórico lo que dicen, tampoco lo ponen en contexto geográfico mundial. Y eso pasa porque está desinformada de lo que pasó antes y de lo que pasa en otros países. Muchos no están enterados de que el mismo problema que tenemos acá, lo tienen todos los países de alrededor. Muchos no están enterados de que los logros que consigue el gobierno de acá, al mismo tiempo ese mismo logro se consiguió en la mitad del planeta. La mayoría no sabe que algo que está pasando ahora, ya pasó con anterioridad, acá o en otro lado. Saber esas cosas te abre mucho la mente. Descubrís por ejemplo que los métodos que acá se usan para enfrentar un cierto problema… se usaron en otro lado con anterioridad (o no). Y sabés qué esperar. Descubrís por ejemplo que los movimientos sociopolíticos se suelen originar en los principales países del mundo y a nosotros nos llegan en oleada un puñado de años después. Descubrís que mis problemas, son consecuencia de tus problemas, y nuestros problemas están relacionados con sus problemas. Y sobre todo entendés por qué los políticos hacen lo que hacen. Y sobre todo, por qué no hacen lo que no hacen. Descubrís que tu queja es estúpida porque si hicieran lo que vos proponés, el resultado sería peor, porque ya pasó en otro lugar y tiempo. O tal vez no, tal vez descubrís que tu propuesta es legítima, pero no lo hacen porque perjudicaría a algún sector que ellos no quieren perjudicar para salvarte a vos. Poner en contexto te sirve para entender que los cambios en general son cíclicos, y tienen tendencias. En definitiva, informarte te da autoridad para opinar.
Yo creo que una mente sana se da cuenta de que cada afirmación, propia o ajena, debe ser fundamentada, debe ser analizada, y siempre va a tener sus pros y sus contras. Nada es bonito y perfecto, y nada es totalmente imperfecto. Creo también que todo hay que ponerlo en contexto histórico, económico y geográfico. Que hay que ver siempre «the big picture», tener una perspectiva general. Creo que hay que informarse de las fuentes oficialistas y también de las opositoras. Que hay que quitarse a uno mismo de adentro del propio paradigma ideológico, admitiendo sus deficiencias y también las virtudes de los demás paradigmas. Creo que hay que escuchar diez veces por cada vez que se va a hablar. Creo que hay que citar fuentes, prestarle más atención a los datos duros y menos a las opiniones. Que no hay que esperar que otros te den la información ya masticada, en breves y sensacionalistas titulares o demagógicos discursos, sino que hay que leer la letra pequeña y luego meditar las propias conclusiones. Creo que hay que ser menos extremista, y más dispuesto a la honestidad intelectual. Creo que hay que practicar la autocrítica mucho más seguido. Creo que hay que aplicar el pensamiento crítico a cada afirmación política. Si admitís un error en tus afirmaciones, no perdés nada vos y no ganan nada ellos, sino que te hace más fuerte y más real. Creo que aunque el tema nos apasione a todos, lo podemos charlar con calma y aunque nos permitamos un poco de picardía e ironía al hablar, también se la permitiremos al otro, y por eso creo que nunca debemos ser demasiado agresivos, ni sentirnos ofendidos más de la cuenta. Creo que quejarnos de los problemas es importante, pero mucho más importante es acompañar esas quejas con propuestas y posibles soluciones.
Y si estás de acuerdo con esta forma de pensar, aunque no estemos de acuerdo en lo que pensamos, vení y charlemos, me interesa debatir con vos.