Idea: Servicio Humanitario Obligatorio

humanitarian_aid_ocpa-2005-10-28-090517aAhora que se puso de moda (de nuevo) hablar de la vuelta del servicio militar obligatorio yo propongo una mejor alternativa, el Servicio Humanitario Obligatorio.

¿En qué consistiría?

En la base es lo mismo, al menos en lo organizativo, pero quitándole todo lo «militar» y reemplazándolo por la enseñanza de cuestiones más necesarias para una sociedad moderna, civilizada y pacífica.

En vez de entrenamiento militar en locaciones militares, la gente haría por ese año, campañas de ayuda humanitaria en lugares del país que lo necesiten. Conocerían de frente la cara de la pobreza más desgarradora del país, aprenderían en persona cómo es vivir en esas extremas condiciones de pobreza, aprenderían lo necesario que es que todos seamos solidarios con todos y ayudemos a los más necesitados.

Los que hagan el Servicio Humanitario Obligatorio, serían puestos en contacto directo con las ONG más importantes del país, cada cual pudiendo elegir en qué campo del Humanismo quiere ayudar a su País. ¿Querés ayudar a los pobres, proteger el medio ambiente, mejorar el urbanismo, servir humanitariamente en conflictos bélicos, alimentar a los hambrientos, atender a los enfermos? Todos tendrían un lugar para hacerlo.

En cuanto a las reglas de obediencia y disciplina del SMO, se reemplazarían por el aprendizaje de reglas de convivencia, organización en grupos, estructura y logística de movimientos humanitarios. Seguir órdenes, con consciencia, dar órdenes, con consciencia. Entender tanto el concepto de ser miembro de una cadena de mando u organización, pero también entender la responsabilidad individual de cada miembro.

En cuanto al «enseñar a los jóvenes un oficio», en vez de perder el tiempo enseñándoles a barrer pisos ya barridos o usar un arma para apuntarlas a otro ser humano, se les enseñaría desde construcción de casas para gente sin hogar, conocimientos médicos básicos, primeros auxilios, computación, hasta mecanismos de contingencia en casos de catástrofes (terremotos, inundaciones, epidemias, incendios, etc). Y obviamente cualquier convenio de estud

También se enseñaría nociones de convivencia pacífica, resolución de conflictos, pensamiento crítico, toma de decisiones, beneficios del cooperativismo, solidaridad, respeto a las minorías, igualdad de géneros, defensa de la mujer, defensa del niño, trabajo justo, comercio justo, voluntariado, y obviamente, los principios filosóficos fundamentales del Humanismo y el Humanitarismo.

Se entablarían Relaciones Humanitarias Directas con países limítrofes, esto es, del pueblo hacia el pueblo, de la gente hacia la gente, y no por burocracia política y leyes internacionales. Argentinos ayudando a Uruguayos, Brasileros, Paraguayos, Chilenos. El Humanismo es la antítesis del «nosotros versus ellos» que se enseña en el servicio militar, mentalidad que caracteriza al tribalismo y el nacionalismo étnico que una sociedad moderna debe abandonar para siempre.

Al finalizar el Servicio Humanitario Obligatorio, los participantes serían invitados a sumarse a las fuerzas de alguna ONG que prefieran ayudar. Se insistiría en que es el deber humanista de todo Argentino ofrecerse de Voluntario en alguna OSFL. Todo argentino debería encontrar su espacio para ayudar a los demás.

¿Y por qué obligatorio?

Bueno, primero porque necesitaba un título polémico para este artículo. En el fondo, no me molestaría que fuera voluntario, pero obviamente la gente que «necesita» pasar por esto, no lo haría. Incluso iba a dejar la pregunta sin contestar, abierta, para que la contesten ustedes. Pero básicamente creo que debería ser obligatorio, porque en muchos casos sería la única forma de que algunos estén en contacto con aquellas personas que están necesitando ayuda humanitaria en el país o en el mundo. Mucha gente jamás se cruzará en su vida con esta problemática, a lo sumo la verá por televisión sin darle la importancia que amerita. Y entre eso y experimentar  verdaderamente el humanitarismo, hay un vacío enorme, un vacío que se llena con egoísmo e individualismo, con ceguera moral que nos lleva a creer que «si no lo veo no pasa» o «si no me pasa a mí o a los míos, entonces no me importa». Lamentablemente, no somos lo suficientemente solidarios. Nos falta la estructura social necesaria para expresar nuestro genuino interés como individuos de ayudar a los demás. Es algo que sentimos, pero que en la práctica posponemos.

Y por otro lado, las ventajas de tener una enorme fuerza humanitaria nacional construyendo casas, ayudando en hospitales, alimentando y abrigando al desamparado, protegiendo al ambiente, rehabilitando al adicto, y preparada para enfrentar catástrofes de todo tipo, son claras. Además fomentaría el vínculo real y genuino, personal e íntimo entre personas de distintas clases sociales, distintas partes del país, distintas ideologías, crianza y experiencias de vida. Y cuando todos, jóvenes y viejos, ricos y pobres, oficialistas y oposición, religiosos y seculares, probemos en primera persona una dosis de humanitarismo y humanismo, de solidaridad genuina y no limosna, entonces, que sea voluntario.

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