7 motivos por los que sos un pésimo Emprendedor

Debido al tipo de cosas que me interesan y a las que me dedico, suelo conversar muy seguido con – como a ellos les gusta llamarse- «Emprendedores web». Personas que tienen una «idea genial» para una página web que será un éxito rotundo, el próximo taringa, el próximo mercadolibre, el próximo twitter.

No digo que toda idea surgida de la mente de un «emprendedor» sea mala o irrealizable, pero sí he notado con el tiempo qué diferencia a un buen emprendedor de uno malo. Existen muchos motivos por los cuales alguien puede ser un mal emprendedor, o su brillante idea ser, en la práctica, un pésimo emprendimiento web:

1. Todavía no emprendiste nada. O lo que yo llamo pre-emprendedores vs. emprendedores. Un buen emprendedor jamás se llama a sí mismo «emprendedor» hasta que, pues bien, hasta que emprendió algo. Este es un punto clave. La principal característica del pésimo emprendedor es que dedica más tiempo a contarle a todo el mundo sus brillantes ideas que a realizarlas. De cada diez personas que se presentan como emprendedores, nueve realmente no lo son. Te hablan de futuros proyectos, de ideas, de sueños, de betas eternas, pero en concreto todavía no hicieron nada. Si esta es tu situación, no sos un emprendedor, sos un desempleado.

Un auténtico emprendedor es humilde y prudente. Primero hace y después te cuenta.

2. Empezás a construir primero el techo, antes que las paredes y los cimientos. O lo que yo llamo «1. 2. 3… Profit!» Otro punto fundamental. De hecho, esta es la forma que tengo yo para diferenciar un proyecto viable de un completo fracaso. He notado que un mal emprendedor siempre ve su proyecto terminado, hecho, perfecto, realizado. Pero nunca analiza cómo va a llegar ahí. Te cuenta cuánto dinero va a ganar vendiendo los departamentos, sin haber siquiera construido el condominio. Te habla del próximo facebook pero no codeó ni 12 líneas. Esta forma de «emprender» tiene dos resultados previsibles: el que nunca empieza nada y el que nunca acaba en nada. El primero se ve bloqueado de entrada, es el eterno soñador; el segundo gasta todos sus recursos rápidamente y no genera nada útil, el que siempre está a medio hacer.

Un auténtico emprendedor es práctico, analiza su proyecto en orden cronológico. Lo hace crecer de a poco, constante o exponencialmente. Cada paso tiene un resultado palpable, sus proyectos son siempre escalables.

3. El proyecto te supera. O lo que yo llamo «hagamos un Facebook». Muchas, demasiadas veces me crucé con niños de 15 años que quieren montar un mercadolibre de la noche a la mañana, amas de casa que me piden les programe un sitio idéntico a Twitter, compañeros de Algoritmos I que mientras aprenden a programar en Pascal te hablan de desarrollar su propio sistema operativo. Absurdo como suena, lo he vivido en persona. Gente que no tiene la más ínfima idea de lo que implica crear un sitio web de esa envergadura. Para ellos es tan fácil como soplar y hacer botellas.com. Y para colmo de males, tienden a enojarse cuando tratás de que pongan un poquito los pies sobre la tierra. Pensamiento mágico en su máxima expresión.

Un buen emprendedor, en cambio, es realista. Conoce sus limitaciones tanto como sus fortalezas. Lucha mucho por alcanzar sus objetivos, pero tiene objetivos alcanzables. Sabe que ciertas metas quedan muy lejos y que de nada le sirve pensar en ellas si primero no alcanza otras previas.

4. No tenés lo que hace falta. O lo que yo llamo «salir a cazar sin balas». Hay gente que realmente pretende «emprender en internet» sin dinero ni conocimientos de programación y diseño web. Está bien, es cierto que en internet es posible empezar proyectos casi de la nada. Pero no se dejen engañar, toda empresa que te cuenta el cuentito de que empezaron en un garaje, siempre se saltean el dato de cuál fue su ingrediente secreto. Y los ingredientes secretos del éxito no son ningún misterio en realidad, sí señoras y señores, yo les voy a decir cuáles son los 4 ingredientes secretos del éxito, y no les voy a cobrar nada (sólo les pido se acuerden de mí cuando sean millonarios):
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El secreto está en que para que un proyecto funcione hay que tener al menos dos de ellos, y un poco de cada uno de los demás; siendo los primeros dos los más importantes. El capital es el dinero necesario, siempre tiene que sobrar, porque generalmente es el que suplanta las carencias de lo demás; si falta hay que conseguirlo o se necesitará más de los otros tres. La mayoría de los emprendedores no lo tienen. El conocimiento se hace más y más necesario mientras menos capital se tenga. Es lo que hace que el proyecto funcione, que realmente se realice. Sin esto no vas a avanzar jamás, así es que o sabés hacerlo o le pagás a alguien que sepa. El tiempo no sólo se refiere a tener el período de tiempo necesario para llevar a cabo el proyecto, sino también a hacerlo en el momento apropiado. Ser el primero, ser el más rápido, ser el más actualizado, son formas infalibles de llegar a ser el mejor.

Los contactos son el aceite de todo emprendimiento, muchos proyectos bien realizados y con buen capital, nunca llegan a ningún lado justamente, porque no los conoce nadie. Pueden ocurrir de dos maneras: conocer a muchos, o conocer a los adecuados. Sirve tanto tener un millón de amigos como ser amigo del que sabe. Es un punto importante del que casi nadie habla (los otros tres factores cualquiera te los va a nombrar). Esto incluye desde saber elegir un buen socio o empleado, hasta saber tratar con la competencia. Saber delegar, atraer colaboradores, etc. Y este es muchas veces el factor por el cual a otros que tuvieron la misma idea que vos, que contaban con los mismos recursos que vos y sabían lo mismo o menos que vos, les fue mejor.

5. Desperdiciás recursos. O «matar moscas a cañonazos». Lo contrario al caso anterior. El tipo con plata que quiere «ya mismo» hacer algo en Internet y contrata 20 programadores, 5 diseñadores, pero no sabe para qué. El programador habilidoso que se pasa meses codeando sin dirección ni sentido. El neófito que compra el servidor dedicado antes de tener la página. El que tarda 8 semanas en cada paso.

Un buen emprendedor sabe priorizar. Y es organizado y metódico, todo lo que hace tiene un motivo. Y a la hora de improvisar, lo hace de la forma más elegante posible.

6. Sos impulsivo y emocional. O «ayer iba a ser un éxito, hoy lo quiero tirar a la basura». Muchas veces se habla de que una actitud positiva en los negocios y emprendimientos es buena idea. Tal vez. Pero muchos lo toman para el lado ciclotímico. Se dejan influenciar por las opiniones ajenas, son indecisos, o muy tercos. No organizar, no planear, no firmar contratos, no hacer prototipos.

Los hombres de negocio exitosos son fríos y calculadores, viven la vida como si de un tablero de ajedrez se tratara. No se coman el cuento del empresario carismático y espontáneo… sus inspiradores discursos están ensayados. La improvisación es un privilegio que pocos pueden darse, y un riesgo que en negocios se paga caro.

7. No sabés dónde estás parado. O como suelo decir: «wisdom comes from the big picture and from details». Y se podría decir que es un resumen de todo lo anterior. El peor tipo de emprendedor es el cortoplacista. El que va haciendo lo que puede, reaccionando a lo que se le presenta, el desorganizado.

Un emprendedor exitoso sabe qué quiere y cómo lo quiere. Tiene plan B. Ve su proyecto desde una visión macroscópica y detallista… al mismo tiempo. Está atento tanto a la meta a la cual quiere llegar como a los pasos individuales que debe dar para llegar a ella.

A pesar del tono que le di al post, no pretendo aleccionar a nadie, sólo darte una idea de dónde podés estar fallando. Que no cometas estos errores no garantiza el éxito, pero disminuye considerablemente las posibilidades de un fracaso absoluto. Después de todo, de los errores ajenos se aprende. Tal vez haya algunos puntos con los que no estés de acuerdo, perfecto! Me encantaría leer la opinión de ustedes, en especial de aquellos que tengan experiencias en este tema.

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