«Cuadrado, cuadrado, cuadrado»
Una tarde hace un par de años, estaba mi hermana con dos amigas muy entretenidas, sentadas frente a la computadora riéndose más de la cuenta. Al pasar por ahí (más por curiosidad que porque tuviera que hacer algo en la cocina) noté que escribían en el teclado algo, gritaban «cuadrado, cuadrado, cuadrado» y se reían.
Como no pude con mi curiosidad, me acerqué y les pregunté qué estaban haciendo. «Chateando con mi tocaya china» – me contestó mi hermana. «Lo que pasa es que mi amiga le mandó por error un mail con fotos a alguien que tiene el mismo mail que yo, pero terminado en 6 en vez de 8» – me siguió explicando. «Entonces la agregué al messenger para ver quién era y para que me reenvíe las fotos y aparentemente es una china».
Y cuando me acerqué al monitor, descubrí algo muy gracioso: como ni mi hermana y sus amigas, ni la china con la que chateaban sabían inglés, estaban usando el traductor de google para poder chatear. Pero lo gracioso es que al no tener instalados los caracteres chinos en el sistema windows de mi hermana, lo único que veían eran… ¡cuadrados! Si, esos símbolos que suelen aparecer reemplazando un caracter en otro idioma que tu sistema operativo no reconozca.
En definitiva, mi hermana y sus amigas se divertían copiando estos tres o cuatro cuadrados que la china les escribía, pegándolos en google translate, traduciéndolos al inglés y luego al castellano para recién ahí «entender» (nunca mejor usadas las comillas) lo que les decía. Y luego, escribían algo en castellano (para peor, en castellano argento), lo traducían al inglés, lo traducían al chino y obtenían un puñado de «cuadrados» que cortaban y pegaban en el messenger. Eso explicaba por qué se reían tanto al grito de «cuadrado, cuadrado, cuadrado».
El resultado era tan bizarro e hilarante, me imagino, como aquella vez que yo los puse a chatear a dos instancias del Dr. Abuse entre sí. A pesar de todo, lograban entenderse bastante bien. Y a mí me encantó el ingenio con el que habían logrado sortear los obstáculos tecnológicos, aplicando la tecnología, con esa ingenuidad del que no sabe muy bien cómo funciona y la usa esperando un resultado quasi-mágico del que, lamentablemente, estamos todavía muy lejos. Y es por eso que quería compartir con ustedes esta pequeña anécdota. También les dejo, como moraleja y conclusión, el hecho de que, al instalarles el paquete de idiomas orientales y al explicarles cómo redactar sus frases para obtener mejores traducciones… terminé por arruinarles la diversión.