La increíble historia del alumno inventor de UTN y su cafetera que habla
Leí hace un par de días sobre esta anécdota, que ya tiene 9 años de ocurrida, pero que aún así es digna de contarse.
En resumidas cuentas, el protagonista de nuestra historia (del que no daré el nombre, pero que es fácilmente googleable) era un estudiante más de ingeniería electrónica en la regional de Córdoba de la UTN, como cualquier otro. Un día volvió a su pueblo natal y le contó con mucho orgullo, al director de su vieja escuela secundaria que había recibido el premio «el estudiante del Siglo» de la Fundación Motorola, por su último invento: una máquina de café parlante. Este premio implicaba una beca para un viaje a Japón para mostrar su invento y estudiar en aquél país. La cafetera hacía el café que le pidieras en voz alta, y además incluía un mapa de la ciudad con el recorrido de los medios de transporte y te decía con voz sintética cómo llegar a tu destino desde donde estuvieras.
Entusiasmado, el director le contó la buena nueva al intendente de la ciudad, quien a su vez, le habló del asunto al diputado Omar Basso. Se organizó una fiesta en honor del joven inventor, que recorrió las calles de su pequeña ciudad natal subido al camión de bomberos y fue recibido lleno de aplausos de sus conciudadanos. Obviamente también fue tapa de todos los periódicos locales que se peleaban por entrevistarlo. Hasta el mismísimo gobernador De la Sota lo recibió en un acto oficial y lo felicitó en nombre de todos los cordobeses. Finalmente se decidió otorgarle un subsidio para que pudiera realizar su viaje a Japón.
Simple y llanamente, el sueño de todo estudiante de ingeniería, ser reconocido y premiado por su esfuerzo, creatividad e inventiva.
Pero la historia no termina ahí. Cuando fue momento de viajar a Japón, de camino al lejano país, y haciendo una parada intermedia en el Aeropuerto de San Pablo, Brasil, un grupo de al menos 20 japoneses lo atacó sorpresivamente en el baño y le robaron el prototipo de su invento. Y además lo amenazaron de muerte si no les entregaba los diseños y los secretos de la máquina.
Un extraordinario e increíble caso de espionaje industrial, en el que aparentemente estaba involucrada la mafia japonesa.
Eso mismo: INCREÍBLE. La historia era demasiado increíble para ser verdad y recién aquí saltaron todas las alertas. ¿Alguien se tomó la molestia de pedirle a este chico que nos muestre su maravillosa máquina parlante? ¿Gobernador? ¿No? ¿Intendente? ¿Director de escuela? ¿Alguno de los periodistas que lo había entrevistado? ¿Nadie?
Efectivamente, todo resultó ser un enorme timo, una pequeña mentira que fue creciendo y se volvió incontrolable. Una asombrosa venta de humo... que todos compraron. Nunca había sido atacado o amenazado, ni siquiera había viajado a ningún lado, jamás había salido del país y el invento no hablaba con voz sintética ni entendía órdenes de voz, el invento ni siquiera existía, ni tampoco había ganado ninguna beca ni premio de ninguna fundación.
Cuenta la leyenda que desde entonces no se supo más nada del joven inventor que no había inventado nada, salvo que tras estos sucesos había sufrido una aguda depresión, producto de la enorme vergüenza que le generaba todo lo que había ocurrido.
Y como versaba el clásico infantil de María Elena Walsh:
«la tetera es de porcelana,
pero no se ve,
yo no sé por qué«
Fuentes: pagina12, clarin, un blog,