No quiero ser un blogstar

No quiero ser un blogger famoso, ni tener un blog re-conocido.

Si para ello tengo que escribir sobre temas que no me interesan, como escribir sobre quién mostró el culo a las 3 de la tarde en cuál programa de TV o quién se peleó con quién porque dijo lo que dijo cuando contestó lo que escuchó que dijo el que repitió lo que escuchó a otro putear… sólo porque imagino que la gente buscará información sobre eso. O si tengo que escribir sobre actualidad, sólo para ver si pesco algo de audiencia, que yo del mundial de hockey sobre césped femenino no entiendo nada y si no le presté atención a los mineros chilenos en el noticiero y cambié de canal, ¿por qué habría de bloggear sobre ellos? ¿Sólo para posicionar?

Me rehúso si la condición es hacer «reviews» sobre productos o blogs que nadie conoce, que son granjas de enlaces y sólo quieren venderte viagra ruso. Si cada cinco posts, uno me han pagado algunas monedas, para hablar de algo que si no me pagaran, ni en mil vidas hablaría. No quiero, si para hacer dinero, tengo que llenar mi sidebar de pequeños banners y enlaces a páginas que no me gustan, y jamás me van a gustar. No quiero salir primero cuando googleás, si para eso tengo que hacer Black Hat SEO o plagiar blogs ingleses sin aportar nada más creativo que lo que aportaría el traductor automático de Google.

No quiero figurar en ninguna lista, si para eso tengo que adular al que la arma, o ser un falso amigo de los que aparecen en el Top Five. No vale la pena si para que me conozcan, tengo que pelearme con otros bloggers que la gente conozca más que a mí, o si tengo que criticar a cualquiera que no hace lo que yo hago, o hace cosas que yo no haría… salvo que me dieran la oportunidad.

No quiero que me invites a tu evento si tengo que inventar anécdotas que no viví, logros que no obtuve y hazañas que no realicé. No, si lo que se espera es que mienta, que le cambie el nombre a las cosas para hacer que parezca que brillan cuando son sólo carbón, hollín, humo y ceniza. Prefiero callar y parecer ignorante, que hablar y confirmarlo. Educadamente declino la invitación si con mi nombre no te basta y para que me dejes participar se requiere que me invente un título honorífico y una estirpe que nadie me ha concedido más que en mi cabeza.

No si para dedicarle el suficiente tiempo al blog, lo tengo que ver como un kiosco, en el que hay que vender cigarrillos al costo para de vez en cuando engancharle un alfajor a algún gil sin cambio. No me sirve si tengo que ver el bloggear como un negocio a punto de fracasar, y que me empiece a importar más vender publicidades y conseguir «auspiciantes», que los vecinos que me viene a comprar. O llenar el blog de banners, animaciones, enlaces y luces de colores, que publicitan productos, sorteos, promociones o descuentos de cosas que no me gustan y jamás compraría, cosas que la gente ni siquiera conoce, ni consume, ni le interesa, pero sólo agarraría si se lo das gratis o se lo tirás por la cabeza.

No quiero tener 100.000 seguidores de twitter, si eso implica followear/desfollowear yo a 500.000. No quiero enterarme de que «a alguien le gusta un post mío» después de que lo acosé mil veces en facebook a él y a sus amigos y la única vez que les hable, sea para pedirles un voto y nada más.

No quiero que me llamen blogstar, y al pasar murmuren que me he vendido. No quiero ese título, si me va a llevar a comportarme como un pedante y despreciar a los demás. No me gustaría, si con el tiempo se me suben los humos y se me nubla el juicio, si olvido lo que soy y de dónde vengo y que he pasado por donde cualquier otro podría pasar y nada más. Pues la fama es una consecuencia, no un fin en sí mismo, como muchos creen y otros quieren hacernos creer. Además, nadie para en la calle a pedirle autógrafos a un blogger popular, ni llenan estadios, ni los conoce la farándula. No es muy distinto a ser un taringuero reconocido o un usuario popular de un foro o youtube. Sos el sapo más grande de un charco, el pez payaso más vistoso de una pecera, nada más. Hay gatos que tocan el piano o niños que caen a un charco y tienen más seguidores que cualquier blogstar. La blogosfera es un lugar muy pequeño, en realidad, aunque esté inflado al punto de reventar.

Prefiero quedarme con mis poquitos lectores, que le gusta lo que escribo. Esos que opinan parecido (o tal vez no) y comentan. Prefiero que me encuentres, por casualidad o porque alguien te lo recomienda y decidas que te querés quedar por acá. Prefiero que la decisión de seguir leyendo sea tuya y no inducida. Prefiero crecer de a poquito y correr el riesgo de jamás llegar. Prefiero no forzar los encuentros con Google, que encuentre en este blog sólo temáticas sobre las que quisimos charlar. Que me sigas porque algo esperas encontrar. Que si algún día me pagan por hacer algo, sea por algo que de todas formas haría por afán. Que cuando me invites a hacer algo, no esperes de mí nada menos que mi honestidad. Prefiero ser amigo de unos pocos, que sepan que conmigo pueden contar, que hacer mil amistades de un click, amistades que menos que un click me durarán. Prefiero que el título de un post siempre exprese algo que yo pienso y no que me mandaron a pensar. Prefiero bloggear porque me gusta, porque me dan ganas y nada más.

Prefiero ser un simple blogger que disfruta de bloggear.

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